Una joven catalana, Ivet Playà, ha desatado una oleada de reacciones tras hacer público su testimonio sobre una relación que asegura haber mantenido durante años con el cantante español Alejandro Sanz. En un video difundido en redes sociales, la joven de 26 años relató que el vínculo inició cuando tenía 18, y que con el paso del tiempo se sintió “engañada, utilizada y humillada”.
Playà afirma que la relación, inicialmente marcada por la admiración artística, derivó en encuentros íntimos, un acercamiento personal y, según sus palabras, en una dependencia emocional que afectó su estabilidad. Asegura que vivió episodios de control y aislamiento, aunque aclara que no ha presentado denuncia legal alguna, sino que su intención es “sanar contando su verdad”.
La declaración provocó de inmediato un intenso debate en redes y medios. Mientras algunos usuarios aplauden su valentía, otros cuestionan sus motivaciones y el momento elegido para hablar, justo cuando el artista se encuentra en plena promoción de su más reciente producción musical.
Alejandro Sanz respondió días después mediante un comunicado en sus redes sociales. En el mensaje, confirmó haber compartido una relación con la joven, pero la describió como una conexión entre “personas adultas compartiendo su cariño, siendo libres y honestas”. Negó haber ejercido ningún tipo de presión o conducta indebida, y expresó su pesar por el giro que, según él, ha tomado la percepción de aquella etapa.
Sanz también reveló que recientemente rechazó una propuesta de inversión en negocios familiares de Playà, insinuando un posible trasfondo en el conflicto actual. No obstante, evitó profundizar en los detalles y pidió respeto para todas las personas involucradas.
La controversia también ha tocado a su entorno más cercano, incluida su actual pareja, la actriz Candela Márquez, cuyo silencio ha sido interpretado por algunos como prudencia, y por otros, como distancia.
Hasta el momento no existen procedimientos legales en marcha, ni mayores pronunciamientos por parte de los implicados. Pero la discusión ha reactivado el debate sobre las dinámicas de poder en relaciones personales entre figuras públicas y fans, la privacidad, y la percepción pública frente a las acusaciones no judicializadas.
El tiempo, y quizás nuevas revelaciones, dirán si esta historia quedará como un capítulo incómodo en la carrera del artista, o como una advertencia sobre los límites difusos entre admiración, cercanía y afecto en el mundo de la fama.