
Con 106 años de edad, doña Sara Martínez continúa siendo un símbolo de esfuerzo y esperanza en el municipio de San Sebastián Salitrillo, en el departamento de Santa Ana. Lejos de retirarse o depender de otros, esta abuelita sigue activa, colaborando a diario con la venta de papas fritas junto a su nieta Zuleyma.
Nacida el 25 de abril de 1920, en una familia humilde, doña Sara comenzó a trabajar desde los 12 años vendiendo en las terminales de buses. Desde entonces, no ha dejado de luchar por su sustento y el de su familia, convirtiéndose en ejemplo de perseverancia para su comunidad.
A pesar de su edad avanzada y apoyándose únicamente de un bastón, doña Sara mantiene una actitud positiva, trabaja con entusiasmo y nunca pierde la sonrisa. Actualmente vive en condiciones precarias, entre láminas y cartones, pero aún sueña con tener una casa digna.
Su historia, marcada por el sacrificio y el amor por los suyos, ha conmovido a vecinos y personas que la conocen. En tiempos donde muchas personas de la tercera edad enfrentan abandono, doña Sara demuestra que la voluntad de servir y de soñar no tiene fecha de caducidad.
Doña Sara dice sentirse llena de vida y afirma con convicción que continuará trabajando mientras tenga fuerzas. Su testimonio es una inspiración para todas las generaciones salvadoreñas.
