Según los resultados de la más reciente encuesta realizada por la firma CID Gallup y publicados el 28 de mayo de 2025, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, mantiene una robusta aprobación del 85% por parte de la ciudadanía. Esta cifra lo consolida como uno de los mandatarios con mayor respaldo popular en América Latina. Sin embargo, el dato también refleja una leve pero significativa tendencia a la baja, al compararse con el 89% de aprobación que obtuvo en el mismo estudio el año anterior.

Este descenso de cuatro puntos porcentuales marca el primer retroceso sostenido desde el inicio de su administración, lo que podría interpretarse como una señal de desgaste natural tras varios años de gestión continua y una reelección presidencial polémica. En paralelo, la tasa de desaprobación mostró un leve repunte: pasó del 7% en 2024 al 9% en 2025, evidenciando que aunque minoritario, el segmento crítico hacia el gobierno ha ganado cierta visibilidad en el escenario político nacional.

La encuesta, aplicada entre enero y abril a través de entrevistas en hogares, también sugiere que el respaldo popular a Bukele continúa siendo ampliamente mayoritario, pero comienza a mostrar fisuras, especialmente en sectores sensibles como la economía familiar y la generación de empleo.

Uno de los elementos más reveladores del estudio de CID Gallup es la transformación progresiva en la percepción ciudadana sobre el destinatario real de las políticas gubernamentales de Nayib Bukele. La pregunta central —”¿Para quién cree usted que gobierna el presidente?”— arroja una fotografía más compleja de la opinión pública salvadoreña en 2025.

Actualmente, el 51% de los encuestados sostiene que el presidente gobierna “para todos los salvadoreños”, lo que indica que más de la mitad de la población todavía percibe su liderazgo como inclusivo y representativo de los intereses generales del país. No obstante, esta mayoría, aunque sólida, ya no es tan abrumadora como lo fue en los primeros años de su mandato, cuando superaba el 70%.

Por otro lado, el 21% cree que Bukele gobierna principalmente para los más pobres, un porcentaje que refleja su aún fuerte respaldo en los sectores históricamente marginados, donde el presidente ha enfocado parte de su discurso y sus programas sociales, especialmente en lo relacionado con la seguridad y la salud pública.

Sin embargo, el dato más llamativo es el crecimiento del grupo que considera que Bukele gobierna para los más ricos: este segmento ha aumentado del 4% en 2020 al 18% en 2025, más que cuadruplicando su tamaño en cinco años. Este incremento sugiere una percepción creciente de que las decisiones económicas, las prioridades presupuestarias y los beneficios fiscales podrían estar favoreciendo cada vez más a los sectores empresariales, industriales y financieros del país.

Entre los factores que podrían estar alimentando esta visión se encuentran:
• El fortalecimiento de megaproyectos de infraestructura, muchos de ellos en zonas turísticas o urbanas vinculadas a inversiones privadas.
• El marco fiscal favorable a ciertos grupos empresariales, en contraste con la persistente carga tributaria sobre sectores populares y emprendedores informales.
• El acceso preferencial a tecnología, recursos estatales o contratos públicos por parte de actores económicos cercanos al oficialismo.

Este desplazamiento en la percepción social implica que, si bien Bukele conserva un alto nivel de aprobación, su imagen de gobernante “de todos” comienza a ser matizada por lecturas más críticas desde distintos sectores de la población, incluidos algunos de sus votantes iniciales. También sugiere un posible terreno de tensión futura si las políticas económicas no equilibran beneficios entre clases sociales y regiones del país.

En resumen, esta evolución en la percepción pública pone de manifiesto que el respaldo a Bukele es amplio, pero no está exento de cuestionamientos sobre la equidad social de su modelo de gobernanza.