Washington, 13 de julio de 2025 – A un año del atentado fallido contra Donald Trump en Pensilvania, un informe del Senado estadounidense denuncia una serie de errores “inexcusables” por parte del Servicio Secreto, responsables de proteger a las figuras políticas del país.

El ataque ocurrió el 13 de julio de 2024, cuando Thomas Crooks, un joven de 20 años, logró subir a un techo cercano durante un mitin en Butler y disparar contra el entonces candidato presidencial. Trump resultó herido levemente en la oreja, pero un espectador perdió la vida y otros dos fueron heridos antes de que el atacante fuera abatido.

El informe, emitido por la Comisión de Seguridad Nacional del Senado y encabezado por el republicano Rand Paul, describe el hecho como “el resultado de una cadena de errores evitables” y acusa a los servicios secretos de no actuar a tiempo pese a contar con inteligencia previa sobre amenazas.

“Fue un fracaso de seguridad a todos los niveles, con falta de coordinación, protocolos mal definidos e indiferencia burocrática”, afirma el documento. El senador Paul también criticó que, pese a la magnitud del suceso, “nadie fue despedido”, salvo la entonces directora Kimberly Cheatle, quien renunció días después del ataque. Seis agentes recibieron sanciones disciplinarias.

En octubre de 2024, una comisión independiente ya había advertido sobre deficiencias estructurales dentro del Servicio Secreto, recomendando una reforma profunda.

Trump ha aprovechado las imágenes del atentado –con el rostro ensangrentado y el puño en alto– como símbolo de resistencia y ha convertido ese momento en una poderosa herramienta electoral rumbo a las elecciones de noviembre.

El informe también recordó un segundo intento frustrado de atentado, en septiembre de 2024, cuando un hombre armado fue detenido cerca de Trump mientras jugaba golf en Florida.

A un año del atentado, el caso sigue generando interrogantes y presión política para reformar los sistemas de protección del liderazgo estadounidense.